Ene 5 2023

¡¡Fuera desperdicios!!

Entró como una exhalación (como alma que lleva el diablo, diría su abuela) en el hall de aquel edificio tan espectacular como megamodernista, todo aceros relucientes y resplandecientes cristales. Llegaba con retraso a la cita y mira que se había puesto dos despertadores y la alarma del móvil para ser puntual o incluso llegar un poco antes. Era, estaba segura, su última oportunidad, y, precisamente por eso y por alimentar con desenfreno esa paranoia y esa quemazón, no se pudo quedar dormida hasta poco antes del amanecer, justo cuando empezaba a plantearse desertar de la cama.

Había llamado a mil teléfonos y toctocqueado en mil puertas, había andado muchos caminos pero le iban cerrando todas las veredas. Rozaba la desesperación y se la retroalimentaba sesenta veces por minuto desde hacía más de medio millón de minutos, una vez y otra y otra más… Hoy sin embargo podía ser su día: había sido citada a una entrevista y tanto la cita como la entrevista tenían muy buena pinta y le provocaban un muy buen pálpito. “Me lo merezco, tanta espera y desespera tenían que dar sus frutos y aquí están. ¡Me lo merezco!”.

Entró como un cohete, pese a los taconazos que calzaba, en aquella amplia y deslumbrante recepción. Era de tal calibre la obsesión y la fijación que tenía que no reparó, de qué iba a hacerlo, en que hacía bien poco que había sido abrillantado por millonésima vez el brillantísimo suelo de cerámica del imponente hall. Ni cuenta se dio, de qué iba a hacerlo, hasta la milésima de segundo previa al resbalón monumental que se pegó y que la dejó toda desmadejadita por los suelos, casi casi desmembrada. Y no sólo es que se desparramase por completo ella, es que además se le desparramaron la infinidad de cosas que llevaba en su maletón, que ella llamaba bolso, quedando esparcidas por todo lo largo y ancho de aquella inmensa estancia. Fue como si la interminable ristra de utensilios, aparejos y adminículos que vivían en aquel baúl, que ella llamaba bolso, se hubieran arrojado por la borda sin reparo alguno al compás del naufragio que acababa de producirse. Todo, absolutamente todo, quedó desperdigado por aquella extensa y refulgente estancia: desde las pinturas a las hojas de la agenda, desde los kleenex a las letras del libro que le tenía enganchada, desde los bytes (todos) del portátil a las piezas (todas) de su teléfono móvil.

Azorada y descompuesta, comenzó a recogerlo todo a toda prisa hasta que llegó a aquel macetero del rincón detrás del cual se estampó el móvil en lo que cualquiera podría interpretar casi casi como un intento de suicidio. Pieza a pieza inició la operación rescate y, cuando creía haber terminado, observó que algo quedaba debajo del monumental y estrafalario tiesto: decenas, cientos de números de teléfono cada uno con su etiquetita.

de-pink-floydSe dispuso a recolectarlos con salvadora intención, pero no había iniciado aún la salvación cuando un fogonazo iluminó su extenuada y decaída memoria y recordó que todos esos números, antaño tan usados, tan bidireccionalmente utilizados, eran los mismos mil teléfonos a los que tanto y tantísimo había llamado en los últimos 500.000 minutos sin la más mínima brizna de éxito. Un millar, casi, de números de teléfono para los cuales ella no es que ya no existiera sino que ya no servía. Centenares de contactos que hasta hace medio millón de minutos eran y estaban, pero que ahora no es que ya no estuvieran ni se les esperara, sino que la ignoraban sin disimulo y hasta con indisimulado desdén, cuando no desprecio, evidenciando aquello del que se sale ya no vale. Casi mil teléfonos tras los que había casi mil personas que no es que ahora no la conocieran o que comunicaran insistentemente, sino que ya no le servían porque ella ya no les servía. Ni siquiera para una escueta conversación de mera cortesía, de mero trámite. Sin el menor disimulo. Con descarado desaire. Como si se hubiera no muerto sino convertido en invisible y por ello en inservible.

Mientras todo eso lo masticaba con infinita tristeza e inmenso dolor, amontonó dígitos y nombres, los aprisionó en su mano, y los arrojó con tanta rabia como rencor al grito de: “¡¡fuera desperdicios!!”.

A cuidarse!!

 


Jul 4 2017

Black & Noir

Sigue esta pista.

 


Abr 24 2017

Esperanza Aguirre dimite

Lo llaman mono, es mono: forodependencia. Crónica, insorteable, intratable…

Mucho tiempo sin aparece por aquí, demasiado…; hoy se me van los pies. Poco, pero se me van, se me han ido a las cinco en punto de la tarde.

Hoy, (aquel) El Foro hubiera empezado así…

¡A cuidarse!


May 22 2016

Manguis por Canillejas

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¡Cuánto tiempo!

¡¡Imperdonable!!

Ya, pero aunque no sé si estoy en lo cierto, lo cierto es que estoy aquí.

¿Justificable? ¡Sí!

Siempre estamos. Ahora algo mas por Fiat Lux, trajinando crímenes y novelas negras. Pasa y verás, es puro Black & Noir.

Y mientras vas y vienes, echa un vistazo a este álbum de fotos de una excursión con Gómez Escribano y Manguis por Canillejas.

¡¡Volveré!!

 


Mar 8 2016

New Pompey

IMG_5626“Acaba de morir mi madre. Acabo de separarme. Acabo de renacer entre los restos de una vida destrozada y no hay nada bueno en eso”.

Así arranca la novela de Horacio Convertini, «New Pompey». Una novela que duele. Que rebaña.

Lee:

“Lo que vengo a decirte merece alcohol en sangre”.

“Es falso que el odio te haga hervir la sangre… El odio es un relámpago helado de lucidez”.

“Hay que barajar y dar de nuevo, hurgar dentro de uno hasta que aparezca el coraje. Tiene que estar en algún lado”.

«New Pompey. De eso se trata. Vos y yo frente a una mina de oro”.

“Podría discutirle hasta quedar afónico que New Pompey es el delirio de su mente arruinada”.

“Los pescados se pudren por la cabeza. Los barrios, por la gente”.

“…esos lugares te agarran y no te sueltan más”.

Barrio. Dolor. Odio. Atraco. Refugio. Soledad. Homosexualidad.

Barrio: “Puente Alsina”, tango de Benjamín Tagle Lara: “Mi barrio es mi madre que ya no responde… ¡Qué digan adónde lo han ido a enterrar!”.

¿Ha muerto ‘el barrio’?

New Pompey. Horacio Convertini.

Esta es su banda sonora.

Foto: Laura Muñoz.


Feb 20 2016

Contra la violencia de género

El terroris566937bce208a[1]mo machista es una de las peores taras sociales que padecemos. En eso estamos todos de acuerdo. El terrorismo machista es una indecencia social indeseable, insoportable, inaceptable… (y un montón de ables mas). También estaremos de acuerdo en eso. El terrorismo machista, la violencia de género, debemos combatirlo todos, con todo y todos los ratos de cada rato (exactamente igual que contra cada terrorismo); sin miramientos, sin piedad, sin compasión hasta que lo exterminemos. Todos (espero, confío) coincidiremos también ahí.

Fijadas las posiciones, anclados en ellas, no se debe escatimar ni regatear ni un sólo planteamiento de combate. Ni uno. Y es por ello que cuando se dé un paso contra la violencia de género debe reconocerse y sumarse a él sin el menor titubeo. Ahora bien, exactamente con la misma convicción, a ese posicionamiento debe exigírsele el máximo. Mucho más cuando, como es el caso que nos va a ocupar, quiénes por vez primera lo hacen son constructores de cultura, ni más ni menos que escritores de género negro y a la par organizadores de ferias y festivales dedicados el género negro, en todas, todas, sus declinaciones.

Violencia-machista[1]Este fin de semana en que se publica este texto se celebra uno de ellos que justo nace este fin de semana: ‘Morella negra como la trufa’. Bien, en ese certamen se ha leído el «Manifiesto de los festivales de Novela Negra contra la violencia de género» (que aquí puedes leer), y por ello, usándolo si quieres como coartada, reivindico desde aquí que ese manifiesto sea enriquecido en valentía y actualizado en (y con) mucho mayor compromiso. Lo ha hecho uno de los mejores escritores de los que disfrutamos, David Llorente, y suscribo todas y cada una de sus reflexiones, las hago (también) mías (con su permiso), y me sumo con los ojos cerrados a los planteamientos de David poniendo a pie de página mi firma y mi compromiso. Te invito a que tú también lo hagas.

Contra la violencia de género. Sin titubeos, sin regates, hasta los tuétanos.

violencia-de-genero-basta[1]

«Errores del manifiesto de las semanas negras contra la violencia de género».

David Llorente.

Siempre me han gustado los manifiestos vanguardistas. Siempre he sentido debilidad por esa sucesión de párrafos numerados en los que un escritor (como portavoz de un movimiento) daba un paso al frente, declaraba que la vieja literatura había muerto y se proclamaba fundador/inaugurador de los nuevos tiempos que estaban por venir, unos nuevos tiempos que (por supuesto) estarían marcados por la fuerza, por la originalidad y por la irreverencia.

Los gritos desde la vanguardia no eran más que eso: gritos. Y duraban tanto como dura la vida de los soldados que encabezan la primera línea de batalla. Morían pronto, pero no morían en vano. Nos mostraban el camino por el que deberíamos avanzar.

– ¿Qué camino?

– El del compromiso.

– ¿Y el del valor?

– También.

Hoy (en esto de la literatura) qué poca gente da un paso adelante. Los artistas prefieren jugar a hacerse el muerto sobre las aguas de un mar en calma o esperar desde la orilla a que se vayan las medusas, tan venenosas, tan transparentes. Nadie se abre paso a codazos hasta la línea de fuego. Hay demasiado miedo a que una bala perdida (o teledirigida) nos parta el corazón. Hoy (por eso) los manifiestos se escriben desde la retaguardia.

– ¿Como el manifiesto de las semanas negras?

– Sí.

El manifiesto de las semanas negras contra la violencia de género está lleno de grietas y por esas grietas se cuela un tufo a improvisación y a política que nos obliga a terminar de leerlo con un pañuelo en la boca. Un manifiesto contra la violencia machista no puede tener grietas. Un manifiesto contra la violencia machista tiene que ser un muro que vaya desde la tierra hasta el cielo, absolutamente indestructible, cuya contundencia haga darse la vuelta a sus enemigos, que enterrarán (para siempre) su cerrazón, su ignorancia y su miedo, las armas con las que nos atacan. Un manifiesto contra la violencia machista no deberían firmarlo semanas negras, sino nombres y apellidos concretos, y entre los nombres que lo escribieran no debería haber solamente pollas, sino también algún cerebro y algún corazón, especialmente el cerebro y el corazón de alguna mujer, de esa manera no les habría salido tan vacío, tan aséptico y tan impersonal.

– Y tan rebatible.

– También.

El manifiesto de las semanas negras contra la violencia de género incurre (entre otros muchos) en dos errores de bulto: la imagen de que el hombre debe proteger a la mujer y el paternalismo, es decir, dos de los múltiples platos en los que hoza el cebado cerdo del machismo.

– ¿Hay más errores?

– Sí.

La novela negra no se centra necesariamente en la víctima, pero eso (al fin y al cabo) no es importante, es (simplemente) una manera de entender un género literario. Lo verdaderamente importante es que (a partir de esa comparación) el manifiesto de las semanas negras contra la violencia de género se ocupa de la víctima, en detrimento del agresor. Señores: la mujer no muere por violencia machista, la mujer no muere a manos de su pareja. A la mujer la matan. Es un asesinato y hay un asesino. ¿De verdad somos expertos en novela negra? Pues a ver si reconocemos un crimen cuando lo tenemos delante de las narices. ¿De verdad somos escritores o lectores? Pues a ver si llamamos a las cosas por su nombre.

– ¿Algo más?

– Sí.

El manifiesto de las semanas negras contra la violencia de género debe explicar (debe dejar bien, pero bien claro) que el asesinato de las mujeres es el final del camino y (sobre todo) que el camino ha sido largo y ha estado empedrado de otros muchos tipos de violencia machista. Un manifiesto en contra de la violencia de género debe hablar de la violencia psicológica, de la violencia sexual, de la violencia económica, de la violencia patriarcal, de la violencia simbólica, de la violencia doméstica, de la violencia institucional, de la violencia laboral, de la violencia obstétrica y de la violencia mediática.

– ¿Y la violencia física?

– La violencia física es lo último.

– ¿Donde confluyen todas las anteriores?

– Exacto.

Debería haber hablado del proceso de anulación de la mujer, de ese tren de largo recorrido que la llevará por las destartaladas estaciones (los túneles) de la soledad, del aislamiento, del silencio, de la incomprensión, de la desinformación. El manifiesto tenía que haber dicho que (en muchas ocasiones) la mujer ni siquiera sabe que está siendo maltratada, de manera que acaba siendo asesinada sin haberle ni siquiera dado tiempo a pedir ayuda para salvarse. Señores de la novela negra, ¿tan poco nos interesa el perfil psicológico de la víctima?

– ¿Has terminado?

– No.

Un manifiesto en contra de la violencia de género no debe pedir más vigilancia policial ni más protección para la mujer. Un manifiesto en contra de la violencia machista debe ir al origen del problema, a la Historia, a las raíces del mal, del maltrato a la mujer, de la misoginia. Un manifiesto no debe tener un tono de duelo, sino de declaración de guerra. Y hablar de la educación. De la marginación de las carreras de humanidades. De la supresión de la asignatura Educación Para la Ciudadanía, donde se enseñaba al adolescente a no ser violento, donde se animaba a la mujer a empoderarse. Eso es lo que se espera de un manifiesto.

– Ponerse en primera línea de fuego.

– Eso es.

Leemos el último párrafo y (si el tema no fuera tan serio) nos echaríamos a reír. El manifiesto en contra de la violencia de género se justifica delante del género masculino y les pide perdón porque (precisamente) son hombres los que lo firman. Sublime.

– ¿Por qué escribes todo esto?

– Porque alguien tenía que hacerlo.

El manifiesto de las semanas negras en contra de la violencia de género está escrito (supongo) con las mejores intenciones, pero aquí las mejores intenciones no bastan. Si para escribir una novela estamos obligados a investigar y tardamos años en terminarla, ¿cuánta más información deberíamos recabar y cuánto tiempo deberíamos dedicar para dar forma a un manifiesto de semejante seriedad, de semejante envergadura social? Y cuando se firma un papel (esto es algo más que un papel) hay que leerlo, y después de haberlo leído, leerlo otra vez. De lo contrario podríamos estar firmando algo que (en realidad) no compartimos.

Quiero ser el primero en firmar un manifiesto de las semanas negras en contra de la violencia machista, pero uno que no empiece con una abstrusa cita que (además) ha sido escrita por un hombre. No cuesta tanto encontrar alguna frase feminista escrita por alguna mujer. Dejo algunos nombres: Sor Juana Inés de la Cruz, Emilia Pardo Bazán, Ana María Matute, Carmen Martín Gaite, Gloria Fuertes, Rosa Montero, Wislava Symborzka, Herta Müller, Magdalena Tulli, Tony Morrison, Gabriela Mistral, Rosa Chacel, María Zambrano, Virginia Woolf, Alfonsina Storni, Carmen Laforet, Almudena Grandes…


Ene 26 2016

David Llorente, Madrid:frontera

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«Madrid:frontera es un ajuste de cuentas».

Conversación con David Llorente sobre su novela recién publicada Madrid:frontera, y sobre él.

 

 

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«Madrid:frontera se escribió desde la indignación, desde la rabia, desde el dolor… Es una novela social… El escritor tiene que comprometerse, no mirar para otro lado».

 

«Nos roban la identidad y sabemos que nos la están robando…, depende de nosotros dejárnosla robar o no».

«David, ¿conoces a algún Igi W. Manchester? ¿Podríamos ponerle cara? ¿Quién podría ser?».

 

 

Fotos: Laura Muñoz.

 


Ene 24 2016

Escucha Pamplona Negra

Cinco de las ponencias, mesas redondas y actividades de Pamplona Negra 2016.

Eso es lo que puedes escuchar aquí, en la radio de la Novela Negra.

Abre marcha «Rock & Noir», Novelas Negras que cantan. 90 minutos de palabras y ritmos para responder a la pregunta ¿a qué suenan las novelas negras? 60 canciones, 10 novelas.

Andreu Martín ahora en una fantástica ponencia titulada «La Negritud». Presentada por Carlos Erice.

El futuro, que es presente, del Género Negro. «Novela Negra: otras formas, otros estilos. Con Carlos Zanón, David Llorente, Marcelo Luján y Manuel Barea. Modera Carlos Bassas.

«Del asesinato como una de las bellas artes: tres maestros del crimen confiesan su modus operandi». Mesa redonda moderada por Sergio Vera en la que intervienen Juan Ramón Biedma, Carlos Salem y Claudio Cerdán.

«Ficción Noir: veracidad vs verosimilitud». Mesa redonda moderada por Alejandro Pedregosa en la que intervienen Empar Fernández, Toni Hill y Félix G. Modroño.

¡¡A disfrutar!!


Ene 23 2016

Rock & Noir, Pamplona Negra

Bienvenidos a un aquelarre negro de palabras y ritmos.

60 canciones, 10 novelas.

Hora y media de radio sin radio, de novelas sin novela, de palabras y ritmos.

 

 

Hay muchas novelas que dan el cante…, muchas.

Hay bastantes novelas que, de una u otra forma, tienen música, llevan música… Bastantes.

Y luego…, luego hay novelas, algunas novelas, que cantan… Novelas que cantan… Un manojillo…

Y a ellas… vamos a viajar.

Manuel Vázquez Montalbán…, con Tatuaje.

Andreu Martín…, con El blues del detective inmortal.

Luis Gutiérrez Maluenda…, con Música para los muertos.

Javier Márquez Sánchez…, con Letal como un solo de Charlie Parker.

Carlos Salem…, con Camino de ida.

Alexis Ravelo…, con La Estrategia del Pequinés.

Paco Gómez Escribano…, con Manguis (que sale en unas semanas).

Ramón Palomar…, con Sesenta kilos.

Montero Glez…, con Talco y Bronce.

Y Carlos Zanón…, con Marley estaba muerto.


Ene 18 2016

Radio…Novela… Negra

radio_1357314841[1]He escuchado cosas que vosotros sí creerías pero que a lo mejor no recordáis.

Son lecciones de novela negra. En esencia y a gañote. En entrevistas y en tertulias. A la carta o en barra libre.

También hay crimen.

Es el pack completo de los programas que hemos ido emitiendo en #RadioFiatLux, la radio del crimen y la novela negra.

lucecitas[1]Desde lugares como Getafe Negro, Pamplona Negra, Castelló Negre, Collbató Negre, Casas Ahorcadas de Cuenca, Valencia Negra, Semana Negra de Gijón…, Canillejas…

Con autores como Julián Ibáñez, Andreu Martín, Juan Madrid, Alexis Ravelo, Carlos Zanón, Víctor del Árbol, David Llorente, Manuel Barea, Marcelo Luján, Carlos Salem, Jon Arretxe, Paco Gómez Escribano, Montero Glez, Pere Cervantes, Lorenzo Silva, Berna González Harbour… ¡William McIlvanney!…, Don Winslow…

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Con policías como la Jefa del Grupo de Localización de Fugitivos. Con el Guardia Civil que mas sabe de la Camorra…

Con atracadores… Con quinquis…

En la Deep Web.

 

Una pasada. De lo bueno lo mejor.

Escucha y ya me lo contarás.

A cuidarse!!