TDT y política: el peligro que viene (ya está aquí)
Un peligrosísimo tsunami de fascismo catódico digital se cierne en el horizonte más cercano. De hecho, las primeras oleadas cenagosas hace tiempo que campan a sus anchas inyectando cada noche (todas las noches) ponzoña ultraintolerante, puro odio genético que se infiltra inmisericorde con la única intención de desatar la violencia y la ira vengativa de la peor calaña.
No toleraré que ni uno sólo dude de los muchos años de encarnizada defensa de la libertad de expresión por parte de Charolito. Este post de hoy es únicamente (o pretende ser) un complemento a dos formidables análisis que hoy publica el diario El País: «los ultras conquistan la TDT«, de Rosario G. Gómez, y «ojo con la derecha sin complejos» de Berna González Harbour. Un reportaje y un artículo donde se retratan a la perfección los riesgos que todos corremos con los chorros de ignominia que cada noche brotan del TDT, y que indudablemente (y lamentablemente) causan unos escalofriantes (y casi incurables) efectos secundarios.
Ni una coma quita Charolito de ambos análisis, sí añade un par de ellas:
1/en unos días se generalizará forzosamente la TDT con lo que determinados programas diseñados para territorios concretos (físicos e ideológicos) se extenderán cual bestial galerna por tierra, mar y aire llegando irremediablemente al mismo centro de millones de neuronas sin que por desgracia puedan ser rebatidos ni desmontados, y ni replicados. No se tuvo en cuenta cuando se abrió la barra libre de la concesión autonómica de licencias, y no se ha calibrado en justicia como para fabricar y poner en servicio el envés de esos productos. De acuerdo que el que no quiera no tiene porqué verlos, pero son tantos y hay tanto despistado que son auténticos caladeros de tiburones mutantes convertidos en pura tentación para muchísimos ingenuos y bienintencionados pescadores.
y 2/si terrorífico, apocalíptico y rayano en lo delictivo (cuando no superado) es lo que brota de esos colectores, no es menos estremecedor y preocupante el chorro de mensajes (presuntos mensajes) con el que asaetean la parte inferior de la pantalla. Una engrasada ametralladora de insultos entre graves y amenazadores, y desde luego intolerables, que en su mayoría tienen de ciertos y reales lo mismo que Charolito de catedrático de trigonometría esférica. De hecho, Charolito en persona ha sido testigo de cómo un presunto periodista se los iba inventando en función de los derroteros por los que iba un debate a una entrevista. Puede parecer ésto algo menor pero seguro que hay expertos cualificados que pueden explicar a la perfección el daño que produce semejante doctrina fascista con apariencia de andar por casa servida al modo de la gota malaya.
En fin…, TDT y política: el peligro que viene (ya está aquí).
A cuidarse!!! (¡mucho!)