Sep 11 2009

Política tabernaria y ebriedad mediática

Charolito admira, respeta y venera a los taberneros. Les considera vitales e imprescindibles y por todo ello les pide disculpas por el título de esta página.

Dicho (escrito) eso…, al grano.

Charolito fue a su taberna de siempre a echar un vistazo a la prensa mientras se despachaba un buen pincho y un botellín, y fue ver las portadas y de inmediato consultar a su tabernero si estaba en buen estado lo que se estaba trasegando porque no daba crédito a lo que estaba viendo y leyendo en los periódicos. Titulares de esta calaña:

«Berlusconi: «nunca ha pagado por sexo. Amo conquistar. Si pagas, ¿qué gusto puede haber? Casanova no paga».

«Pajín no logra que le obedezca en Benidorm ni su propia madre».

«Madre y transfuga ni hay más que una (la de Leire Pajín)».

«La SGAE cobra por cantar La Internacional».

«Rajoy mantiene que Camps no miente».

Charolito, que no deja de flipar, recurre a su memoría más reciente de la que rescata otro glorioso titular-otra surrealista realidad:

«Acusan a Sarkozy de rodearse de gente de baja estatura para parecer más alto en un discurso».

Ya ahí Charolito se frena, tira los periódicos, y reflexiona: porqué esto, para qué esto, quién gana con esto. Él mismo se va respondiendo:

-porqué esto: porque primero se agilipollaron los gerifaltes en su obsesión por la originalidad, y acto seguido su agilipollamiento contagió a los gerifaltes mediáticos ávidos de originalidad. Unos y otros, posiblemente sin haberlo acordado, sumaron sus «inquietudes» y el resultado fue (es) una gigantesca inyección de agilipollamiento para el personal sin vacuna que lo remediara.

-para qué esto: pues simple y llanamente para que el personal no piense y así unos y otros gerifaltes lo tienen más sencillo para hacer lo que les pete. Como dicen mis buenos amigos de La Excepción (la canción está más abajo): «a los gobiernos les interesa que no sepamos de ná, les resulta más sencillo a la hora de mentir».

-quién gana con ésto: pues desgracidamente (pero no irremediablemente, resignación nunca) gana el facherío porque los suyos no tienen escrúpulos y votan con máxima disciplina castrense, mientras que en el resto puede cundir el desánimo al grito (acuñado por el facherío) de «todos los políticos son iguales».

Es lamentable pero no es inevitable. Actúese.

Charolito ya se ha puesto a ello y mientras va diseñando su plan propone, sugiere y aconseja dos cosas: que se visiten los bares y las tabernas porque es ahí donde están las noticias (la vida), y que en la prensa se busquen antes que nada las viñetas porque en ellas (sí) está la realidad.

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A cuidarse!!!