Déjà vu y otros efectos de la realidad
Los recuerdos son rebeldes, traidores y malintencionados. El destino es caprichoso, diabólico y retorcido.
Hace unos años, cuando al despertar la crisis todavía no estaba ahí, dos martillos pilones machacaban el día a día: el estatut y la huelga de hambre de De Juana. Hoy, pocos años después, otra vez el estatut y sus rebordes, y otra huelga de hambre vuelven a martillear una realidad por desgracia mucho más depauperada y al mismo borde de convertirse en tísica. Tanto que la conjunción de los tres elementos, crisis-estatut-Haidar, amenazan con llevarse por delante al más pintado y, por supuesto, a bravos, pusilánimes y mediocres. Miasmas todos ell@s que cada mañana cuando se levantan canturrean sabiendo que de nada sirve más allá de la lamentación hija de la impotencia y de la inacción: «me cago en el puto déjà vu y la madre que lo parió».
Los recuerdos son rebeldes, traidores y malintencionados. El destino es caprichoso, diabólico y retorcido.
Mesón castellano, azulejo tras la barra flanqueado por botella de Veterano y botella de El Afilador: «Hoy hace un día excelente, verás como viene un mediocre y lo jode». Es uno de los otros efectos de la realidad.
A cuidarse!!!