La Excepción y la Fundación Gomaespuma
O lo que es lo mismo: Langui, Juan Luis, Gitano Antón, Darko, Arturo, la peñita Al Compás… Muy buena gente, peazo artistas, compadres, gente comprometida, y, sin duda, referentes de mucho y para muchos.
Anoche bailé y canté y reí con ellos en un concierto a beneficio de la Fundación Gomaespuma que las está pasando canutas por la crisis, la económica y la cívica (¡cada día, qué lamentable, hay más perdidos en las causas!). Fueron un par de horas largas que este jueves aprovecho a modo de coartada (aunque no haría ninguna falta) para escribir sobre La Excepción: una banda imprescindible en el mapa del rap y del hip-hop y, a más a más, en el panorama musical.
Hubo un tiempo en que un grupo llamado Los Chorbos creó lo que se llamó «sonido caño roto» que usaba la rumbita flamenca para hacer llegar a todos reivindicaciones muy de barrio. Hoy, en realidad desde hace tiempo, existe el «sonido Pan Bendito» inventado por Langui y sus colegas a ritmo de rap, con el que nuevamente llevan a todas partes las reivindicaciones y los problemas del barrio (de los barrios) retratando con implacable mordacidad y jacarandosa ironía un montón de realidades que muchísimos (hipócritas, malas gentes) no sólo no quieren ver ni que se vea, sino que encima desprecian y ridiculizan. Ellos, La Excepción, consiguen inyectar toda esa cara oculta de la vida en las mentes más insospechadas y en lugares inimaginables: tipos y sitios donde se tararean y palmotean sus composiciones ignorando que por mucha «grasia» que les haga en realidad están amplificando y visibilizando lo que con seguridad han despreciado y escupido «sienes y sienes» de veces.
«Los niños a la escuela de Madrid hasta Pekín, a los gobiernos les interesa que no sepamos de ná, les resulta más sencillo a la hora de mentir».
«Válgame los dioses benditos, otra vez están aquí los chicos del Pan Bendito. No nos disteis el palito al salir de la consulta, la sanidad de este país como al pueblo nos asusta. ¡Nos abruman!, los impuestos sideral; que los hijos por deporte el papa tenga que pagar dineral, colegio dineral, jarabe dineral, y la Espe a mal gastar. Como todos».
«Bromea sobre su suerte, le hace sentirse más fuerte, entre la vida y la muerte, se piensa tan diferente».
«Hora de decirle al mundo que no podrá comprar mi orgullo».
«Hay azoteas, hay azoteas, en las cuales ni mirar; los reyes mágicos de oriente pasaron de frente, no pudieron entrar».
«¿Hey pijo de qué vas?, con esa cara «morta» no quieras rapear. ¿Por qué me miras de arriba a abajo?, mis andares Robocop que le causan impacto. Y vamos por la calle y se nos ponen a mirar dos poperos guarrindongueros, yo me vuelvo pero no les escupo, las ganas que tenéis de cantar con este grupo».
Sonido Pan Benito, sabor de barrio, realidades reales que muchos quisieran invisibles pero que son muy visibles. Es la cara oculta de la vida…, mejor dicho: era la cara oculta, ya no lo es gracias a La Excepción o por culpa de La Excepción. Más exactamente por culpa de Langui (juanmita), un ejemplo (un ejemplazo) de amor propio, de tesón, de constancia, de lucha y de fuerza, de sensatez y sentido común… Un muy gran artista (a-r-t-i-s-t-a) y un muy cualificado notario de la realidad, fiel y leal amigo de la amistad y feroz y cruel enemigo de la injusticia. Un tipo de barrio que ha sabido como nadie hacer grande al «barrio». Un compadre con el don de haber sabido popularizar el rap y el hip hop. El Langui a quien nada ni nadie define mejor que su frase-emblema: «a mi no me digas que no se puede».
Toda la suerte que la tienes porque la suerte es para el que se la trabaja y eso lo haces como pocos junto a tus tronkos (y buenos compadres) Gitano Antón, Darko Style, Rellenito, Josete, Arturo, y toda la peñita Al Compás. Larga vida y viva el PanBen y sus gentes.
A cuidarse!!!