Don Tancredo Rajoy

Maltrecho y convaleciente aún del arrollamiento sufrido en Valencia cuando le pasó por encima el carro de las chufas  de Paquito «el trajes», Nanin Rajoy, inasequible al desaliento y sin sangre en las venas, acaba de rizar su rizo exponiendose en la Puerta de Alcalá al castellano-leonés Toro de la Vega que a buen seguro le aseteará con saña bajo el emblemático monumento del Madrid de la Espe.

No lleva Nanin vestido de torear, y no por los aparatosos vendajes valencianos sino porque no le entra la taleguilla de lo grandes que se le han puesto los cojonazos y eso que ya los tenía mayúsculos de tantos pellizcos que han recibido…( manda güevos que diría Fede). Tiene claro Nanin que va a ir de desastre en de-sastre hasta la desintegración absoluta pero carece de recursos para evitarlo encarcelado como está con la «gurPPel» de la que dice e insiste no saber nada sin que ni uno de sus compinches le haga puto caso porque esa panda de apandadores fue la que se empleó a fondo en el pellizcamiento de sus criadillas. Mal lo tiene, fatal o peor todavía, pero qué va hacer si la poquita sangre que le queda (aún) es pura horchata y le tienen tan aculado en tablas que hasta tiene que desplazarse para llamar al orden a Camps, o quizás mejor para ser llamado él al orden.

En fin, muy muy mala pinta tiene la cosa y el coso, sin que ni siquiera le sirva de consuelo lo que «se lleva» al otro lado: basculando entre el «ni dejadle sólo (no se le vayan a comer), ni dejadme sólo (no me vaya a desparramar).

Veremos.

 

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A cuidarse!!!