Silencio atronador
Por tierras de Calanda practican la rompida de la hora, aquí hoy hacemos la rompida del silencio. El reventón breve pero rotundo de un silencio espeso, denso, estruendoso, elocuente, ensordecedor… La explosión de un silencio silenciosamente silente, de un silencio hinchado de sonoridad…
Hay silencios que matan, silencios que inquietan, silencios que hablan… Hay silencios técnicos, silencios estratégicos…; silencios forzosos, silencios forzados, silencios impuestos… Hay silencios que en realidad son gritos y chillidos, y hay silencios vacios que nacen de lo que decía Atxaga en El hijo del acordeonista: se hizo enemigo de sí mismo.
Silencios, putos silencios… tan rebosantes de sonoridad, tan repletos de cientos de millones de contenidos que revientan las costuras del alma… Silencios que nacen, viven, y MUEREN…
Viva el grito pero que no falten NUNCA los silencios.
A cuidarse!!!!
Pd: 54 días van ya, cincuenta y cuatro, esperando las facturas de los trajes de paquito «el valensiá»… ¿Qué pasa?, ¡¡¡Nanin!!!, ¿qué coño pasa, qué coño dices?…
Pd2: de la Discoteca, dos piezas: Phoenix, importantes siempre, y una tipa muy interesante llamada Imelda May.