A tontas y a locas
Descriptiva frase que usaban acertada y cariñosamente las abuelas, y que este fin de semana fue travestida en titular para Nanin por ese jornalero de titulares ingeniosos cuyo apellido recuerda un plan de belleza en siete días. «Zapatero hace anuncios a tontas y a locas», dijo el registrador de la propiedad sin percatarse de que en realidad estaba definiéndose a sí mismo y a su forma de des-gobernar su partido. Y es que él, efectivamente, hace las cosas (cuando las hace) de forma desbaratada y sin orden ni concierto, y dirige (¿dirige?) a sus huestes de forma desbarata y sin orden ni concierto.
Es como el ciclista que encara la rampa al empinado puerto echando el bofe, sin más estrategia que repetir cansinamente que «el otro» es muchísimo peor, sin capacidad de plantear escaramuzas, y arropado por un equipo donde cada cual va a su aire: cruzándose sin ton ni son en la trayectoria del maillot azul a ver si tropieza, sacándose la cadena unos a otros cuando no pinchándose las ruedas, negándose el bidón del agua o escupiendo dentro antes de pasárselo, mangándose las provisiones en cada control de avituallamiento, atacando a su aire sin más objetivo que acentuar la patosería del líder a ver si se despeña de una puta vez por todas… Unos ciclistas que bajo las culottes esconden dagas, puñales, puntillas y descabellos. Una pandilla (que no equipo) donde nadie hace caso a nadie, salvo de boquilla y para la foto; donde todos se sienten más listos y fuertes que el amo; donde ninguno de fía de ninguno (ni siquiera de sí mismos) y todos se espían los unos a los otros (incluso a sí mismos)… Una camarilla donde campan a sus anchas los Hermanos Macana y los Golfos Apandadores sin que el cabecilla (paladín del «depende») haga nada de nada de nada preso de la incapacidad y esclavo de la vagancia… Una caterva (tropa le gusta más al líder, ¿li…qué?) cuya ideología se ha convertido en un monumental agujero negro atestado de agujeros negros, al punto de criticar por criticar y criticarlo todo sin orden ni concierto y de forma desbaratada: a tontas y a locas. Una chusma en definitiva cuya única aspiración no es en absoluto ganar la etapa sino aguardar a que los otros la pierdan: bien porque se estrellen, bien porque se pierdan, o bien porque se agoten extenuados al mismo borde de la caducidad.
…Un recuerdo que me viene a las yemas de los dedos para completar el panorama en todo su «espectro»…, para completar el elenco de protagonistas de la ascensión al «col du duel politique»… El de aquel chiste «biciclístico» que decía: «mira mamá sin pies…; mira mamá sin manos…; mida mamá zin dientez»…
A cuidarse!!!