Cándido y Toxo tienen una llave electoral
23-F-10 (sin tejeros ni salvapatrias). Esta es la fecha elegida por los sindicatos para manifestarse contra los recortadores (reales o potenciales) de derechos: la primera de esta envergadura en este etapa de gobierno socialista. Significativo sin duda y desde luego justificado; el asunto además presenta una lectura interesante.
Una lectura a la que han dado pie esta mañana Cándido y Toxo, UGT y CCOO, con sus reflexiones sobre el actual minuto y resultado de la desazón económica que nos desintegra en todos los ámbitos: el económico por supuesto, pero también el social, el ideológico, y hasta «el vital». Toxo dice que peor que el pensionazo es el plan de ajuste que supondrá recortes sociales, Cándido subraya que el gobierno ni siquiera cree en los acuerdos que firma; Toxo reclama que se actúe sobre los ingresos más altos, Cándido acentúa que el gobierno ni fú ni fá y la oposición no sabe por dónde va; y Cándido sentencia: «al gobierno le están empujando a que cambie de caballo en mitad de la corriente y la corriente se puede llevar al caballo» (y al gobierno).
Sabias, coherentes, realistas y gráficas reflexiones. Bajo ellas, la lectura: los sindicatos ahora mismo tienen una llave electoral.
El asunto es el siguiente. El barco, frágil aunque bien construido, libra una batalla brutal en medio de una feroz y despiadada tormenta. El timonel, cegado por olas de 4 millones de metros y angustiado por la zozobra armadora que amenaza con borrarle hasta los principios, da bandazos en mitad del fiero temporal. Sus grumetes, presos del desconcierto y rehenes del instinto de supervivencia, jalean al piloto sin discernir siquiera si es o no lo correcto: no hay que contrariarle, hay que salvar los muebles. La marinería, sumida en la estupefacción, reclama para actuar referencias claras y rotundas pero no las encuentra, y empieza a temer que no las haya. El timonel, al borde mismo de la desesperación, sabe que necesita ayuda pero no la pide. Los armadores, avaros y egoístas, se lanzan en tromba al mismo centro del desconcierto para forzar al timonel a que vire a estribor. Nadie les planta cara, el piloto empieza a sucumbir. El barco es un total desgobierno y el naufragio empieza a hacer presente de forma implacable. La marinería, atónita, es ya del todo consciente del desastre y empieza a vislumbrar un futuro no bajo el agua, que casi sería mejor, sino en una isla desierta de derechos ganados a pulso, cercenada de bienestar conseguido con su esfuerzo, huérfana de progresismo. La marinería se ve ya sometida durante una larga temporada al poder de los armadores y sus corifeos, muchos de ellos arribistas: una carcundia sin escrúpulos que enterrará bajo toneladas de revanchismo todos los avances que menguaron las prerrogativas de su alcurnia. La tempestad no cesa y aparecen fariseos que la encabritan todavía más para seguir forzando al timonel a que no deje de virar a estribor engatusándole con chantajistas cantos de sirena. Han hecho presa y le hacen dudar, sienten que están consiguiendo su objetivo ante la impotencia de los grumetes y lugartenientes del timonel que por no atreverse ni se atreven a llevarle la contraria. El desastre está a punto de consumarse, en presente pero también en futuro, y es en ese momento cuando la marinería salta como un resorte y se abalanza en tromba al timón para forzar un rotundo e inflexible viraje a babor. Un giro de no retorno.
Moraleja: la salida de esta tormenta (de este cenagal) debe ser por babor (por la izquierda), y debe ser una salida tan coyuntural como prolongada en el tiempo. A estribor se retrocede y la marcha atrás se llevará por delante mucho de lo conseguido; a babor se avanza y en el progreso se salvaguarda lo logrado por la mayoría para la mayoría.
Cándido y Toxo tienen una llave electoral, y puede estar llegando el momento (si no lo ha hecho ya) de usar la movilización para forzar el viraje a babor so pena de acabar en la isla de «san estribor» durante una larga e infausta temporada.
A cuidarse!!!